Marcelo me miró y vio mi asombro pero continuó :
- Tu eres romana, has estudiado, tenías un preceptor , eres inteligente y los niños te quieren. Serás una buena maestra para ellos . Necesitan aprender a leer, escribir, sumar y restar .
- Pero yo....
- Vamos cariño, lo harás muy bien - me dijo Edward.
- Las clases serían por la tarde, después de la comida, cuando todavía hay luz del día. Dos horas solamente. No creo que los niños aguanten sentados y quietos más de dos horas - me explicó Marcelo.
No me imaginaba que Marcelo me necesitaba para algo tan bonito como dar clase a los niños . Mi cerebro empezaba a llenarse de ideas y ya me veía a mi misma en el comedor de la casa enseñando a los niños
- Será un gran honor para mi enseñar a los niños , Marcelo.
- Bien, entonces todo arreglado. Comenzarás a dar clase mañana a las tres de la tarde. En mi despacho tengo materiales para que los niños puedan escribir .
Tomas , que estaba tan asombrado como yo escuchando a Marcelo , se giró hacia mi, me abrazó y me dijo :
- Eres mi maestra !
- Venga hombrecito, debemos irnos - le dijo Marcelo.
Edward y yo nos quedamos solos en el granero. La letra B estaba grabada en la madera . Le había salido muy bien .
- Esa era la sorpresa - me dijo Edward - Marcelo me dijo que él no tenía tiempo de enseñar a los niños y que tal vez tú aceptarías ser su maestra
- Pero ¿crees que lo haré bien Edward ?
- Lo harás genial
Y volvimos a unirnos en un apretado beso .
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