después de nuestra siesta nos levantamos y cenamos . No éramos los únicos que querían ver las estrellas , pues Isra y Marcelo estaban sentados en el banco del porche y nos sonrieron cuando llegamos. Parece que Marcelo tenía a Isra agarrada por la cintura y ella se encontraba a gusto . Luego llegaron algunos pequeñines y se unieron al grupo.
- ¿Cuándo van a venir las estrellas ? - dijo Nela .
- Nela , tú debes estar en la camita porque es tarde - dijo Isra
- No , yo quiero ver las estrellas .
- Y yo - dijo Tomas .
- Ja, ja, ja ! Parece que todos quieren ver las estrellas - exclamó Edward riendo.
Edward me cuidaba como si yo fuese una cria y había cogido una manta para que nos cubriesemos los hombros los dos juntos. Aunque era verano, Edward no quería que yo me resfriase. Enseguida Tomas corrió a acurrucarse en el regazo de Edward y escondió la cabeza.
- Cuando salgan las estrellas me llamas - dijo .
Yo no pude contener la risa por la ocurrencia del niño y acaricié su rizada cabeza de pelo castaño.
A la media hora aparecieron las estrellas fugaces lanzando brillantes reflejos y corriendo como si fueran cuádrigas de caballos
- Tomas, mira las estrellas ! - dijo Edward .
El niño levantó la cabeza somnoliento y las miró , pero los ojos se le cerraban por el sueño. Yo me rei.
El horizonte oscuro estaba delineado por montañas lejanas y las estrellas fugaces, después de hacer su recorrido, terminaban escondiéndose tras las montañas . Esa noche tuve un sueño muy bonito : Soñé con las estrellas , pero tenían cara ; tenían la cara de Nela y la de Tomas , y también la de Edward y la de Bruno y todas navegaban resplandecientes por el firmamento.
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