miércoles, 11 de junio de 2014

EL BRITANO CAPITULO 41

No dormí casi nada y me desperté terriblemente cansada y con el relincho de un caballo. Marcelo había llegado, iba con Tomás. 

- ¿Dónde está el nuevo prefecto? - preguntó su voz. Nunca había escuchado a Marcelo tan enfadado. 

- Todavía no se ha levantado  - respondió el soldado encargado de vigilarnos .

- Pues despierta y dile que está aquí Cayo Flavio Marcelo, general de Roma !

El soldado al escuchar eso se puso firme y dijo :  - Señor !

- Venga , rápido, es una orden !

Al poco rato apareció  el oficial que nos había arrestado a Edward y a mi . Se abrochaba el uniforme apresuradamente  y se  ceñía la espada.

- Soy Marco Varo , el nuevo prefecto.

- Has arrestado a mis invitados sin mi permiso, has entrado en una propiedad privada asustando a mi gente ! - dijo Marcelo.

- Lo siento señor, yo no lo sabía . Solo seguía el procedimiento ordinario...

- Este niño es hijo mio. Su padre me lo vendió - respondió Marcelo - aquí tienes el documento.

- Lo siento mucho señor, sólo seguía órdenes . Son órdenes directamente del  emperador . Se han producido muchos disturbios en muchas ciudades por culpa de esos cristianos.

- El  imperio siempre ha sido tolerante con las religiones . No es un delito tener una religión privada , soy general retirado y en mi granja puedo hacer lo que quiera. 

- Son órdenes del emperador . Toda persona sospechosa de ser cristiana será investigada. Este es el edicto - dijo mostrando  un pergamino a Marcelo.

- Podeis venir a mi casa cuando querais , pero sin armas y sin asustar a las mujeres !   Y ahora  , mis amigos, el niño y yo nos vamos.

- Por supuesto - dijo el oficial saludando militarmente . Luego cogió los anillos que me había quitado  y me los devolvió .-  Señora  aquí teneis lo vuestro  y ....  perdonadme  - añadió .

En cuanto salimos afuera a la luz del día , Tomas se abrazó a Edward.

Marcelo propuso ir a una taberna a almorzar pero yo me negué.  Lo último que deseaba era  comer en una taberna maloliente . Me había acostumbrado a la vida en el campo, con olores sanos y espacios abiertos . Puse cara compungida y dije que quería  regresar a mi hogar lo más pronto posible.  Edward , que era ya de por sí muy protector , pensó que yo iba a abortar , así que tuve que tranquilizarlo diciendole que no me pasaba nada malo.  Entonces  Marcelo alquiló un carromato para ir todos sentados  durante el viaje de regreso a mi amada granja. 

- Bella.... ¿tú estás malita ? - me preguntó Tomas .

- No , cielo,  solamente estoy muy cansada. Cuando lleguemos a casa pasaremos tú y yo todo el día en la cama  contando historias .

- Yo me apunto a eso - dijo Edward  sonriendo.

Compramos dátiles, manzanas y tortas en un  puesto del mercado y  comenzamos  el  trayecto de regreso a casa.

 Por la noche llegamos pero no me di cuenta porque me había quedado dormida. Edward me despertó y me ayudó a bajar . Enseguida escuché a Ane gritando  muy contenta y nerviosa. 

- Amo, amo , qué bueno que llegó !

- Tranquila  Ane , todos estamos bien . Es tarde , vete a dormir , yo me encargaré del conductor .

Los caballos y el carro fueron llevados al establo y el conductor durmió en un colchón en el comedor .  Unas cabecitas pequeñas asomaron por la puerta y también estaba Isra. Los niños querían saber ...

- Hola niños !  Estamos muy bien  - dije sonriendo pero estaba muerta de sueño.  Isra me miró, se notaba que había llorado. 

- Bella , te quiero mucho -  me dijo. 

- Y yo a ti - respondí  -  Voy a bañarme , mañana nos veremos .

No hay comentarios:

Publicar un comentario