No dormí casi nada y me desperté terriblemente cansada y con el relincho de un caballo. Marcelo había llegado, iba con Tomás.
- ¿Dónde está el nuevo prefecto? - preguntó su voz. Nunca había escuchado a Marcelo tan enfadado.
- Todavía no se ha levantado - respondió el soldado encargado de vigilarnos .
- Pues despierta y dile que está aquí Cayo Flavio Marcelo, general de Roma !
El soldado al escuchar eso se puso firme y dijo : - Señor !
- Venga , rápido, es una orden !
Al poco rato apareció el oficial que nos había arrestado a Edward y a mi . Se abrochaba el uniforme apresuradamente y se ceñía la espada.
- Soy Marco Varo , el nuevo prefecto.
- Has arrestado a mis invitados sin mi permiso, has entrado en una propiedad privada asustando a mi gente ! - dijo Marcelo.
- Lo siento señor, yo no lo sabía . Solo seguía el procedimiento ordinario...
- Este niño es hijo mio. Su padre me lo vendió - respondió Marcelo - aquí tienes el documento.
- Lo siento mucho señor, sólo seguía órdenes . Son órdenes directamente del emperador . Se han producido muchos disturbios en muchas ciudades por culpa de esos cristianos.
- El imperio siempre ha sido tolerante con las religiones . No es un delito tener una religión privada , soy general retirado y en mi granja puedo hacer lo que quiera.
- Son órdenes del emperador . Toda persona sospechosa de ser cristiana será investigada. Este es el edicto - dijo mostrando un pergamino a Marcelo.
- Podeis venir a mi casa cuando querais , pero sin armas y sin asustar a las mujeres ! Y ahora , mis amigos, el niño y yo nos vamos.
- Por supuesto - dijo el oficial saludando militarmente . Luego cogió los anillos que me había quitado y me los devolvió .- Señora aquí teneis lo vuestro y .... perdonadme - añadió .
En cuanto salimos afuera a la luz del día , Tomas se abrazó a Edward.
Marcelo propuso ir a una taberna a almorzar pero yo me negué. Lo último que deseaba era comer en una taberna maloliente . Me había acostumbrado a la vida en el campo, con olores sanos y espacios abiertos . Puse cara compungida y dije que quería regresar a mi hogar lo más pronto posible. Edward , que era ya de por sí muy protector , pensó que yo iba a abortar , así que tuve que tranquilizarlo diciendole que no me pasaba nada malo. Entonces Marcelo alquiló un carromato para ir todos sentados durante el viaje de regreso a mi amada granja.
- Bella.... ¿tú estás malita ? - me preguntó Tomas .
- No , cielo, solamente estoy muy cansada. Cuando lleguemos a casa pasaremos tú y yo todo el día en la cama contando historias .
- Yo me apunto a eso - dijo Edward sonriendo.
Compramos dátiles, manzanas y tortas en un puesto del mercado y comenzamos el trayecto de regreso a casa.
Por la noche llegamos pero no me di cuenta porque me había quedado dormida. Edward me despertó y me ayudó a bajar . Enseguida escuché a Ane gritando muy contenta y nerviosa.
- Amo, amo , qué bueno que llegó !
- Tranquila Ane , todos estamos bien . Es tarde , vete a dormir , yo me encargaré del conductor .
Los caballos y el carro fueron llevados al establo y el conductor durmió en un colchón en el comedor . Unas cabecitas pequeñas asomaron por la puerta y también estaba Isra. Los niños querían saber ...
- Hola niños ! Estamos muy bien - dije sonriendo pero estaba muerta de sueño. Isra me miró, se notaba que había llorado.
- Bella , te quiero mucho - me dijo.
- Y yo a ti - respondí - Voy a bañarme , mañana nos veremos .
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