domingo, 13 de julio de 2014

EL BRITANO CAPITULO 43

Me sentía culpable por no haber pensado en la señora Lucila en todo este tiempo, y ahora me la imaginaba allí en su posada esperando nuestra carta. Cogí papel y tinta y puse :

                             " Para la señora Lucila y el señor Marco de Mallorca.
                                Querida señora Lucila : 
                                Somos Bella y Edward , estamos en la granja de 
                                nuestro amigo Marcelo en Hispania, cerca de 
                                Cesar Augusta.  Somos felices y estamos bien.
                                Esperamos que esta carta le llegue pronto
                                Saludos 

Esperé que la tinta se secara, después enrollé el pergamino y se lo di al conductor del carro. Escribió la dirección que le dije en la tablilla, lo metió en un saquito y dijo :

- La llevaré enseguida. 

Edward me dijo :

- Estás cansada, casi no has descansado nada en dos días y deberías echarte un poco en el diván . Yo ayudaré a Isra en la cocina. 

- Tú también estás cansado - protesté -  Tampoco has dormido nada. 

- Pero tú necesitas descansar más que yo  - me respondió .

Lo vi  dirigirse hacia la cocina y me tumbé pensando que en la casa había muchas tareas para tres mujeres solamente. Es cierto que cuando había ropa para lavar  venía una señora y su hermana a ayudar y las dos lavaban toda la ropa sucia . Pero durante toda la semana , Isra y Ane se encargaban de todo, pues a mi pocas cosas me dejaban hacer ; y no era solo porque yo  estuviera embarazada  sino porque tal vez habían descubierto que yo había sido una dama rica.  Yo intentaba fingir y ser humilde pero supongo que había algo en mi cara o en mi forma de andar que me delataba .

Me quedé dormida enseguida en el sofá. 

Cuando me desperté vi que en la cocina había una mujer joven que nunca había visto antes .

- Esta es Cinthia , es hija de la lavandera y ayudará a Ane en las tareas de cada día. - me dijo  Isra.  Ane protestó ante eso , pero  Isra  le dijo :  - El  amo te quiere mucho por eso ha buscado ayuda para ti, para que descanses más y no tengas tanto trabajo - luego me señaló a mi y añadió : -  Esta es la señora Bella.

- ¿Cómo está usted, señora ? - me dijo la chica . Era rubia de ojos claros y piel tostada por el sol. 

- No me llames señora, soy solamente Bella .

Cenamos en paz y felicidad y ya nadie se acordaba de los malos momentos  vividos hace dias . Después de cenar , Tomas salió deprisa a ponerse el camisón de dormir, se lavó la cara y las manos en la palangana.  Nos despedimos de los demás y nos fuimos a nuestra casita , alumbrandonos el camino con una linterna de aceite.

- Y ahora este niño tan bueno va a rezar y a dormir a su camita - dijo Edward  al entrar en casa. 

Tomas se arrodilló junto a nuestra cama , apoyó los brazos  y rezó :  -  Jesús gracias por todas las cosas tan buenas que tengo, Marcelo, Edward y Bella. Quiero ser más valiente y más fuerte. Te quiero. Amén. 

Me quedé pensando en la petición del niño, de ser más valiente.  Yo también debía pedirle a Jesús ser más valiente . Estaba un poco asustada. No por mi sino por el bebé. Edward y yo nos habíamos enfrentado juntos a la muerte.  Pero ahora había un tercer ser  al que cuidar. ¿ y si algún día , cuando mi hijo hubiera nacido, nos arrestaban otra vez por ser cristianos? ¿ tendría yo el valor de afirmar ser cristiana con mi hijo de por medio ?

Di un beso de buenas noches a Tomas, que se metió en su camita a dormir. Edward echó la cortina para separar nuestra habitación de la del niño. 

Me desnudé deprisa, necesitaba que Edward me acariciara , quería sentirme entre sus brazos. Abrió los ojos como platos cuando me vio quitarme la túnica y quedarme desnuda . Me metí en la cama rapidamente  y después lo hizo Edward.

- Sé que estás asustada, lo sé porque te has desnudado muy deprisa - me dijo Edward.  Me conocía muy bien y sabía que algo me preocupaba, así que intenté decirlo sin muchos rodeos.

- Edward , tengo miedo si algún día cuando el bebé ya haya nacido, nos detienen otra vez por ser cristianos... yo... yo no sé si seré valiente.

No me dejó terminar y tapó mi boca con la suya . Después de unos besos apasionados , dijo :

- Bella hemos pasado por momentos muy angustiosos...  en Roma cuando casi muero y aqui  hace unos días , pero  EL  siempre está con nosotros cariño.  

Me abracé a él con fuerza y lloré bajito.

- Cariño, él nos protege y pase lo que pase , siempre está con nosotros. No llores. Además , tú eres muy valiente .

- ¿Tú crees ?

- Ya lo creo que sí.  No pienses en lo que pueda ocurrir o no.

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